Su
obra: El Conde Lucanor
La
obra de El conde Lucanor del
infante don Juan Manuel constituye uno de los grandes clásicos de la literatura
española y representa fielmente el espíritu del humanismo cristiano de los
siglos XIII y XIV.
La
obra, creada durante sus años de madurez
espiritual (del año 1330 al 1335 aproximadamente), integra una sabiduría
práctica derivada tanto del cristianismo como de las fábulas (un ejemplo de
estas son las utilizadas en el mundo islámico, establecidas en el mundo de la
literatura por el nombre de tradiciones caballerescas). Así, el autor escoge
algunos de los principios morales según sus tendencias para estamparlos en sus
ejemplos, de tal manera que estos adquieren un carácter universal que, después
de tantos siglos, todavía otorga gran vigencia actualmente.
La
obra narra la situación en la que se encuentra un conde, llamado Lucanor, un
hombre honrado de Castilla medieval que siempre busca el bien a los demás a
pesar de llevar una vida ajetreada y llena de problemas. Por suerte, Patronio,
su maestro, está dispuesto a ayudar al Conde a través de sus consejos que le ayudarán
a evitar el peligro, conservar sus bienes y salvar el alma.
Patronio
orienta a su amo por medio de cuentos morales muy distraídos, pues siempre
busca la manera correcta, adecuada y fácil de que el conde entienda ciertos
aspectos de la vida, problemas y dudas que tenga. Por lo que él le narra
historias, fábulas y cuentos en los que se desarrolla, finalmente, una moraleja
que el conde tiene que descubrir para encontrar algunas respuestas y creciera
en su vida moral y espiritual.
Gracias
a las narraciones de su maestro, Lucanor recibe una importante influencia de
éstos que hace que el autor de la obra, don Juan Manuel, realice el viejo sueño
literario de instruir deleitando, pues
pone su arte al servicio de una loable intención moral: ilustrarnos sobre la
complejidad de las relaciones humanas, ayudarnos a encontrar la verdad a pesar
de los obstáculos que nos impide conocerla y enseñarnos a evitar y superar
algunas de las dificultades de la vida que nos pueden hacer caer.
Características
de la obra
Decimos que El Conde
Lucanor no es una novela sino una colección de moralejas que tiene como
finalidad dar una serie de consejos al lector en cuestiones referidas al
comportamiento adecuado en diferentes situaciones y que trata de buscar un
equilibrio entre lo que conocemos como deberemos mundanos y religiosos.
El libro está compuesta
de cinco partes, que constituyen el marco de la obra, las cuales las
distinguimos entre sí pues una es muy larga; corresponde a la parte considerada
más interesante, que consta de cincuenta y un ejemplos en los que el autor
propone un problema y lo traslada a una situación, de manera que se convierta
en una enseñanza didáctica y práctica.
Otra de las partes la establece el prólogo, en el que el autor defiende el
uso de ejemplos diciendo que el hecho de
que una manera práctica de “capturar” y “plasmar” la atención del lector
es mediante estas pequeñas historias que esconden un contenido secundario, que
refleja un mensaje moralístico.
Los ejemplos restantes al prólogo y a la parte más larga se distinguen por
su estructura rígida y su narración enmarcada. En cada uno de los ejemplos se
plantea una situación, en la que el conde Lucanor tiene un problema o alguna
duda, y Patronio le escucha y le ayuda a poner en práctica sus consejos a
través de una moraleja extraída de sus propias historias.
Algunas de las características literarias en cuanto a estilo y léxico son,
por ejemplo, el uso de diferentes tiempos verbales: presente y pasado, los
cuales se utilizan para explicar una historia y denotar una idea llevándola a
la práctica.
En cuanto a estructura sintáctica encontramos sustantivos comunes, propios,
individuales, contables, incontables, concretos y abstractos.
En cuanto al uso de adjetivos, que dan énfasis a detalles de expresiones,
encontramos adjetivos comparativos sintéticos, positivos, superlativos y
especificativos.
Con excepción de un pareado al final de cada obra el autor no hace uso de
las figuras retóricas.
En su obra utiliza oraciones copulativas, predicativas, transitivas,
reflexivas e intransitivas.
Por lo tanto, vemos con esta serie de características que, el autor se vale
de un vocabulario sencillo y natural, dirigido a un público con poca formación
a nivel cultural. Además, utiliza un léxico denotativo ya que, por una parte,
narra una historia y, por otra parte, utiliza un léxico connotativo ya que
mientras cuenta la historia la persona es capaz de imaginar la escena.